La víspera de la conquista de Salihin bin Sinai del Kilimanjaro fue probablemente el día más duro de su vida.
La expedición, liderada por un incondicional tradicional de las Olimpiadas Especiales, Michael Dee, escogió la ruta de la Brecha Oeste, conocida por ser el camino más asombroso, a la par que desafiante, para alcanzar la cima. Una subida de siete horas con una pendiente de entre 45 y 60 grados por una brecha en la pared del cráter, entorpecida por las rocas que se desprenden de los glaciares que se derriten y retroceden a lo largo de la ruta.
A medida que los miembros del equipo iban avanzando, los efectos de la altitud hicieron aparición. Salihin fue el más afectado y comenzó a decaer. Cuando se encontraban en la tercera etapa de la ruta, aminoró el paso, luchando por seguir adelante. Michael lo recuerda así: "Todos apoyamos, animamos y guiamos a Salihin para que llegase al borde del cráter, (pero) la única persona que podía conseguirlo era él mismo".